sábado, 16 de octubre de 2010

algún día voy a encontrar a un hombre que no haya sido nunca un niño, que le guste fumar en calles oscuras y húmedas, tenga barba rala, y ojos de nunca y de para siempre.

miércoles, 13 de octubre de 2010

El sol ya cayó y yo casi no te veo entre el tumulto de la mesita, los trapos, otros papeles, el esmalte rojo viejo. Pero creo que vos tampoco podés verme porque hay un libro tapándote la mitad de la hoja. Vislumbro un gran que-ri-da, algunos casis y un un poco que me quiebra a la mitad, la foto que te adjuntaste a pesar de que nunca creíste eso de que una imagen vale más que mil palabras, a veces hasta te pasás un poco en literario (y otra no te queda, querido). Veo pocas palabras, veo las que me hacen acordar a Cortázar y el drama que nos hacemos jugando a la Rayuela y recuerdo... Pero no te recuerdo, vos sólo sos una novedad plana, palabras tajeadas con tinta sobre la mesita, pero me hacés recordarlo a él, al de carne y hueso. Y ahí siento, ahí duele, porque es él el que me hace sentir; estúpida, nena, lector hembra. Y la rabia porque vos no me hacés sentir, yo te pienso y te quiero, pero pensando, siempre pensando. Yo no sé qué es. Tal vez si hubieras empezado con un querida..., con un párrafo distinto, o tal vez... Qué carta complicada, mi amor...